Alexander von Humboldt o el amor a la naturaleza

Hay pocos personajes en la historia de la cultura que mantienen su atractivo y su vigencia aún con el cambio de los tiempos. Uno de ellos es, sin duda, Alexander von Humboldt, botánico, geógrafo, físico, geólogo, literato, humanista, explorador, transeúnte entre muchos mundos. Su obra y su personalidad son tan ricas que hallamos siempre motivos para admirarlas o interesarnos por ellas. Es más: en el contexto de las nuevas necesidades de nuestro tiempo algunas facetas de aquella obra vasta pueden adquirir una relevancia especial. Es el caso, significativo para nuestro tiempo, de la actitud que Humboldt adopta y cultiva en todos sus estudios: el amor a la naturaleza.

Humboldt tiene, por la naturaleza, un amor estético. La describe con una actitud de contemplación: siente gozo por su belleza, admira su efervescencia, elogia su armonía, respeta su vida propia. Humboldt es un romántico - como Schiller o Goethe, de quienes es amigo -, y cree, como ellos, que la naturaleza es fuente autónoma de vitalidad, y que la contemplación de este espectáculo produce en nosotros un sentimiento de placer. Sus monumentales obras científicas están animadas por esta inspiración romántica, que el mismo trata de expresar en el estilo literario con que las escribe y compone. Sus obras son siempre "cuadros", visiones globales, grandes catedrales de la geografía o la flora y fauna universal.

Pero, ese amor a la naturaleza es también un amor moral. Lo es en el sentido en que nos da consejos de vida y nos promete felicidad. Humboldt dedica uno de sus tratados "a las almas entristecidas", para que presten atención al mensaje de vitalidad que la naturaleza les transmite, y cambien entonces sus vidas. La naturaleza es, por su armonía intrínseca, fuente de placer y de equilibrio en la vida humana. Pero, esa armonía intrínseca exige también de nosotros el respeto y la admiración. También por eso este amor es moral.

Sabemos, finalmente, que el amor de Humboldt por la naturaleza es asimismo un amor científico. Es la pasión del conocimiento por penetrar en los misterios de la naturaleza, por estudiar, analizar, clasificar, describir, dibujar, capturar en redes conceptuales la infinita variedad de especies o de fenómenos que pueblan y conforman el universo. En esto es Humboldt un ilustrado, un enciclopedista heredero de las grandes escuelas de naturalistas y científicos naturales del S. XVIII. Pero, lo original en él es que incorpora su erudición ilustrada al proyecto romántico de redescubrimiento de la armonía natural. Es un científico riguroso que no pierde de vista la integridad ni el sentido de sus investigaciones puntuales.

El amor de Humboldt por la naturaleza es pues un amor que integra la experiencia de la belleza con el respeto de la armonía y el estudio de la riqueza del mundo natural. En tiempos de reflexión sobre las consecuencias ecológicas del progreso y sobre el incierto destino de la naturaleza, este amor de Humboldt merece ser escuchado, en toda la amplitud de sus expresiones: científica, estética y moral.

Miguel Giusti
Doctor en filosofía, profesor ordinario de la Pontificía Universidad Católica, ex becario de la Fundación Humboldt

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